jueves, 28 de febrero de 2008

síntomas de la artrosis

Una enfermedad que duele

El dolor es uno de los síntomas de la artrosis, dolor que generalmente cede con el reposo y que de nuevo comienza al iniciar el movimiento, sobre todo cuando es brusco y descontrolado. Al ponerse de pie tras haber estado sentado mucho tiempo , al subir o bajar escaleras o llevar peso.

Tras un cierto tiempo en movimiento las molestias disminuyen (la articulación se “calienta”) aunque estas vuelven a aparecer cuando se prolonga el movimiento y se “carga” de nuevo la articulación.
Vemos ahora las características de las dos formas de artrosis más frecuentes. En la artrosis o desgaste de rodilla el dolor se acentúa al bajar escaleras o iniciar la marcha o al caminar durante mucho tiempo. Los crujidos en la marcha pueden ser audibles y puede haber también un derrame del líquido sinovial. En la artrosis de cadera la persona siente dolor al subir escaleras, ponerse calcetines o cruzar las piernas. En dicha artrosis se siente dolor en la zona de la cadera, siendo contínuo e intenso en la artrosis avanzada.

La intensidad del dolor no siempre es proporcional al grado de lesión. A veces las lesiones vistas a rayos X son muy grandes pero no producen mucho dolor. Más del 40% de las personas que tienen alteraciones visibles a de artrosis a los rayos X no tienen síntomas. Según parece los más deprimidos y ansiosos suelen sentir más dolor.

El dolor puede aumentar con los cambios de tiempo, al aparecer una tormenta o al cambiar la temperatura y la humedad del medio ambiente.

Para muchos autores la obesidad es la causa más frecuente de artrosis. Según un estudio del Dr. Framinghan la obesidad o bien otros factores asociados a ella pueden causar artrosis de rodilla. El exceso de peso sobrecarga las articulaciones, y como el dolor de la articulación hace que la persona se mueva menos aumenta la obesidad, entrando así en un círculo vicioso. Incluso la frustración que con frecuencia vive el obeso o la falta de una aceptación de la imagen corporal y la falta de autoestima, la inseguridad, la necesidad de afecto o la rabia más o menos escondida y no expresada, debida a veces a la burla de otras personas, le lleva a comer en exceso, en un intento vano de tapar la ansiedad así originada. Según Lore Deggeller, médico antropósofo, toda sobrecarga corporal lleva a anquilosamientos (rigideces) en lo físico.

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